Fabricas recuperadas
Con la crisis del 2001 muchas fábricas quebraron dejando a cientos de trabajadores desempleados. Estos trabajadores decidieron tomar esas fábricas y hacerlas funcionar bajo su propia gestión y sin patrones. Hoy en día hay más de 160 fábricas recuperadas en argentina. El ejemplo más claro de esto en la región es el de la cerámica zanon que fue expropiada el 13 de agosto del 2009
En 1998 la familia Zanon comenzó el proceso de vaciamiento de la fábrica, no pagaban los sueldos, suspendían al personal y no cuidaban la seguridad. Dos años después, la muerte del operario Daniel Ferrás colmó el vaso y sus compañeros salieron por primera vez a la calle. Los empresarios apagaron los hornos y la Justicia los condenó por el delito de lockout (paro patronal). Los operarios y operarias quemaron los telegramas de despido frente a la Casa de Gobierno y estuvieron seis meses acampando al borde de la ruta hasta que decidieron tomar la fábrica y volverla a poner en funcionamiento.
En marzo de 2002 reactivaron la producción sin apoyo financiero privado ni estatal, y enfrentando el boicot de los proveedores que sólo pudo ser superado por el aporte de arcilla de la comunidad mapuche. Mantuvieron y repararon la maquinaria, abonaron los servicios y enfrentaron cinco órdenes de desalojo con represión. Aunque la condena por lockout fue ratificada en segunda instancia, los empresarios la desconocieron y se presentaron a concurso preventivo.
Tuvimos que armar una comisión. Una comisión se integra de Tesorero, Presidente, Vicepresidente, Vocal, Vocal suplente, Síndico, Secretario. Se postularon todos, y votamos entre todos.
Las decisiones se toman por asamblea, porque todos estamos en el mismo baile, entonces las decisiones son grupales. Nadie decide por sí mismo.
La elección de "representantes" es nada más como figura legal, o por si hay reuniones afuera, etc.
Existen numerosos prejuicios contra las empresas recuperadas, en particular sobre su viabilidad A la derecha, se duda de la capacidad de estas empresas por funcionar sin capital ni propietario, ser rentable y competitivas. A la izquierda, se duda de sus posibilidades de supervivencia en una economía de mercado sin ayuda oficial o sin evolución hacia un sistema político socialista. A eso, es necesario añadir que los propios trabajadores dudan a menudo de sus propias capacidades individuales y colectivas.
“Al capitalismo no le hace gracia que los negritos les roben las fábricas y las hagan caminar”, dice un trabajador Mientras que otro asevera que “hay miedo a potenciar las cooperativas, miedo a que se prodiguen”. También hay testimonios como este que, con los pies bien clavados en la tierra, afirma: “El grueso de los trabajadores que recuperan una fábrica quieren trabajar para asegurar un medio de subsistencia para sus familias. Después están los líricos, que tienen en la cabeza la idea anticapitalista”. De todos modos, si nos atenemos al presente, no parece que sean “malos tiempos para la lírica”…
El artículo 14 de nuestra constitución reconoce el derecho en el trabajo. Cuando una empresa hace quiebra, no hay más propietario y los trabajadores no tienen más trabajo que es la base de su subsistencia. Cuando recuperan a una empresa en quiebra y la hacen funcionar, los trabajadores aplican su derecho constitucional en el trabajo. Desde este punto de vista, es esencial que estén convencidos de su derecho fundamental en el trabajo y lo aplican